Procesos de Producción
- Proceso de Prensado en Frío del Aceite de Rosa Mosqueta
- Proceso de Refinado del Aceite de Rosa Mosqueta
Los frutos de rosa mosqueta se recolectan manual o mecánicamente directamente del arbusto, asegurando que estén en su punto óptimo de maduración para garantizar la calidad del producto final.
Una vez recolectados, los frutos se someten a un proceso de clasificación, donde se separan aquellos que cumplen con los estándares de calidad, descartando los frutos dañados o con impurezas.
Se extraen las semillas del fruto mediante procesos mecánicos, asegurando que queden libres de residuos de pulpa. Posteriormente, se lavan y secan de manera controlada para reducir la humedad y prevenir la oxidación del aceite.
Antes de cada proceso, las semillas secas pasan por un molino, lo que permite optimizar la extracción del aceite al aumentar la superficie de contacto en la prensa.
En este método de extracción, la pasta de semillas molidas se somete a un prensado mecánico a baja temperatura (<40°C), preservando los ácidos grasos esenciales y compuestos bioactivos sin necesidad de solventes ni refinamiento químico. El aceite crudo obtenido pasa por un proceso de winterización, donde se enfría para cristalizar ceras y sólidos no deseados, seguido de una filtración cuidadosa para garantizar su pureza y claridad. Finalmente, el aceite filtrado se almacena en condiciones óptimas, bajo atmósfera controlada con nitrógeno y temperatura adecuada, evitando la oxidación y manteniendo su estabilidad hasta el envasado.
El aceite crudo recibido es sometido a un proceso integral de refinación para garantizar su pureza y estabilidad. Comienza con el desgomado, donde se eliminan fosfolípidos y otras impurezas mediante lavado con agua o soluciones específicas. Luego, se lleva a cabo la neutralización alcalina para remover ácidos grasos libres y prevenir la rancidez. El aceite se decolora utilizando adsorbentes naturales y pasa por un proceso de winterización, donde se cristalizan y filtran ceras y sólidos no deseados. Finalmente, se realiza la desodorización por destilación al vacío y una filtración final, obteniendo un aceite claro, estable y de aroma neutro, listo para su envasado.
Se envasa en tambores certificados de acuerdo con normativas internacionales de calidad alimentaria, asegurando la conservación del aceite hasta su destino final.
Los tambores se etiquetan con información de lote y trazabilidad y se preparan para su exportación a clientes de la industria cosmética y farmacéutica a nivel global.
El aceite crudo, obtenido por extracción, se recibe y se analizan sus características para garantizar que cumple con los estándares de calidad antes de iniciar el refinado.
Se eliminan los ácidos grasos libres mediante un ajuste de pH con soluciones alcalinas, mejorando la estabilidad y evitando la rancidez del aceite.
Se filtra el aceite utilizando arcillas activadas o carbón para remover pigmentos naturales y mejorar su claridad y estabilidad.
El aceite se somete a bajas temperaturas para cristalizar ceras y otros sólidos. Luego, se filtra para garantizar un producto transparente y estable a distintas temperaturas.
Se eliminan compuestos volátiles y olores residuales mediante destilación a alta temperatura en condiciones de vacío, obteniendo un aceite de aroma neutro.
Se realiza un último filtrado para eliminar cualquier partícula residual y asegurar un aceite homogéneo y de alta pureza.
El aceite refinado se almacena en tanques bajo una atmósfera de nitrógeno y temperatura controlada para evitar la oxidación y conservar su estabilidad.
El aceite se envasa en tambores que cumplen con normativas internacionales de calidad alimentaria, asegurando su óptima conservación.
Se etiquetan los tambores con la información de trazabilidad y se preparan para su distribución y exportación a clientes en la industria cosmética y farmacéutica.